martes, julio 13, 2010

Y coincidir!

Soy vecina de este mundo por un rato, y hoy coincide que también tú estás aquí...

lunes, julio 12, 2010

La emoción se eclipsó...

Quince minutos después de las dos de la tarde salí de mi trabajo, decidida a disfrutar de una gran película.
Tuvieron que pasar casi cuarenta minutos para que me encontrara justo frente al cine... todavía faltaba rato para que la función diera inicio. Iba sola, algo que no es raro. Entré a una tienda, me dispuse a gastar un poco del tiempo que me quedaba libre... Caminando por uno de los pasillos quedé frente a una pantalla plana, estaban pasando el resumen del partido de Uruguay vs Alemania, quedé en pausa... cinco minutos después seguí caminando por la tienda. Llegué al mi lugar favorito, sí, donde están los libros, había de todo, desde recetas para dejar de ser gordo hasta cursos intensivos para entender la Metafísica, algo curioso, cada vez hay más libros con títulos parecidos a "¿Por qué nadie me quiere?" ó "¿Por qué los hombres prefieren a las ...?" y tonterías por el estilo; los buenos libros cada vez están más caros, es una pena! Abundan también los de temas relacionados con la amistad y el amor perfecto (ese que nunca llega), en fin, decidí no comprar ninguno, no porque no me hubiera llamado la atención algún buen título sino porque la crisis de final de quincena había llegado a mi cartera.
Después de los libros seguí dando vueltas por la tienda, vi peluches, vi ropa extravagante, vi flores, vi cuadros, vi películas, vi bolsas... y el reloj no avanzaba, hasta temí que se hubiera quedado sin pila... pero no fue así. Salí... busqué una banca y esperé... y esperé... y esperé... ocho o diez minutos. La gente pasaba, parejas tomadas de la mano, familias enteras que iban a hacer las compras, alguna señora con su bebé, todo en movimiento, y yo sentada, con el cerebro dando vueltas en mi cabeza... las aspirinas no funcionan. Me levanté y pensé en buscar algo para comer (no es agradable comer sola, pero ya estoy acostumbrada), se me antojó una nieve, pero con el calor que hacía estaría derretida en menos de tres minutos, deseché la idea. Mis pasos me llevaron hasta una ventanilla en la que había una pizza daba vueltas en un aparato, pedí una rebanada, busqué una silla libre en lugar que estaba a unos pasos de ahí... Mientras comía vi en la televisión un programa deportivo, hablaban de Sudáfrica, del fútbol y del futuro campeón... luego salieron unas chicas bailando en un tubo; era momento de irse.
Pensé en volver a la banca en la que había estado minutos antes, pero no lo hice. Avancé con rumbo al cine. Se veía poca gente. Algunas parejas, más niños, varias personas que iban y venían. Me senté en una incómoda, fría y dura banca (otra!), veía el reloj, el tiempo pasó lentamente. Aún faltaban algunos minutos para que empezara la película, fui a la ventanilla y le pedí un boleto a la persona que estaba ahí, (confieso que me sentí como Eugenio Derbez cuando está en esa situación en su nueva película "No eres tú, soy yo"), compré el boleto, fui a la sala, se escuchaban algunas voces. Quizá cuatro o cinco personas, busqué un buen lugar para ver la película, al medio en la penúltima fila (que fue completamente exclusiva para mí). Empezó la película.
Bonito paisaje, feas voces, faltó emoción, faltó acción, buena música, celos entre lobos, vampiros y humanos, algunos momentos de humor, dos segundos de tensión, tres minutos de entretenimiento, paisajes que parecían impresos en una lona, cosas más, cosas menos... terminó después de poco más de dos horas. Fue eterna! Y al final queda esa sensación de "¿Y?".... Fue sólo como un puente que había que cruzar para llegar al otro extremo (el amanecer). ¿Que si la recomiendo? No, o bueno, sí, para poder comprender mejor la última.
Salí de la sala, salí del cine, llegué a la parada del camión, éste no tardó mucho, me subí y casi me dormí en el trayecto a mi casa.
Como dije al pricipio, mi emoción se eclipsó.