sábado, julio 02, 2011

Lluvia...


Son casi las cinco de la tarde, afuera puede verse el enorme cielo azul salpicado de nubes blancas de algodón, algún pájaro desorientado surca el horizonte, el viento va y viene lento, lento como el andar de una tortuga… Pasan los minutos y una parte del cielo se vuelve oscura, las nubes amenazan con reventar y bañarnos con su delicioso fruto, el calor se siente intensamente, de repente la claridad del cielo decide irse, se puede escuchar la voz susurrante del viento entre los árboles, volteo la mirada hacia las casas, las personas empiezan a cerrar las ventanas, las madres llaman presurosas a sus hijos, los perros buscan un lugar para guarecerse.  Regreso mis ojos hacia lo alto.  El cielo grita desesperado, algunas nubes huyen, las que se quedan lo hacen sólo para explotar y liberar su pesada carga, misma que causa tanto bienestar en los que vivimos acá abajo… Primero una gota, luego dos, luego cientos... Ya son miles por segundo… El agua empieza a correr en pequeños ríos, alguna gallina despistada corre seguida por sus pollitos que ya están empapados, el perro está echado tranquilamente, con la cabeza sobre las patas delanteras, viendo la lluvia, viendo pasar el tiempo… Viendo cómo el calor se va por unos minutos, para después regresar con más intensidad… 
 
Las gotas caen, los pajaritos cantan, el sol se esconde, la oscuridad se va… La vida pasa, tan extraordinaria y tan común como siempre! Con esas pequeñas novedades que nos hacen apreciarla más cada día! Con esos significativos detalles tan simples y tan grandes! Con esas ganas de hacernos notar que no todo está perdido y que tenemos tantas cosas buenas para disfrutar! Así es la lluvia, un bálsamo para el alma, una cortina de agua que nos limpia por dentro y por fuera en tan sólo unos minutos, algo que nos devuelve la paz interior y nos hace evocar tantas cosas bonitas que hemos vivido! Nos trae recuerdos, anhelos, nostalgia, deseos… Quién lo diría! Abre tu corazón y tu mente y sé capaz de disfrutar algo tan sencillo y tan positivo… Las pequeñas cosas son las que más huella dejan en nuestra vida, y las que, al final, más recordamos.

1 comentario:

Sheila V. Alceda dijo...

Ciertamente amiga, las pequeñas cosas son las que se quedan, tal como tu escrito se queda impregando... como cuando la lluvia cesa y ese ambiente húmedo y de purificación se queda en tu memoria por siempre.

Me ha encantado!!!!