lunes, julio 07, 2008

Muérete a las doce

Hola!, este es un escrito extraído del libro "Mi extraño mundo", de Osvaldo León, me encanta, es uno de mis favoritos. Disfrútenlo. Por más que quiero asociar a Osvaldo con estas líneas extrañas no lo logro, no sé por qué pero no me imagino que él lo haya escrito, pero sé que sí, y le quedó muy bien, de lo mejor que hay en su libro.

"Muérete a las doce"

Corazón de sangre.
No me hagas quedar mal. Sigue respirando. Toma un poco de agua y olvida las noches de insomnio.
No me digas que te has cansado. Apenas amanece. Faltan casi tres horas para tomar nuestras maletas y hacer el café.
El tren llega a las seis de la mañana. Justo cuando el Sol empieza salir y la Luna se termina de esconder.
No te pongas ropa amarilla. Desconfía de tu belleza y opta por usar algo discreto. Algo que la gente ignore. Algo que nadie pueda descubrir.
Subiremos al tren cinco minutos antes de las siete. Cuando éste empiece su camino, volveremos la mirada atrás para tomar tres fotografías. Y tener algo que recordar cuando nuestra memoria se pierda entre las noches calurosas, entre los días de frío y entre las tardes nubladas.
Llegaremos a la isla alrededor de las ocho de la noche. O poco antes de que la luminosidad del sol se pierda bajo la luna.
No me hagas quedar mal. Aguanta un poco más.
Prometimos conocer juntos la isla y no te puedes ir así como así. El aire de allá sabe diferente. Las noches son más oscuras y casi no hay gente.
Cenaremos pan tostado y media taza de café. Cantaremos 10 canciones y compondremos 10 más. Poemas, haremos a morir. Daremos vida a estas 20 cosas y a otras 20 cosas más.
Mientras nos miramos no me dirás que te sientes mal. Te daré oportunidad de que te rías de mí, que me llames loco hasta que tu piel se enfade de mí. No me dejarás solo. Te morirás a las 12. Una vez que yo ya me haya dormido y no perciba tu ausencia. No me digas que no.
Muérete a las 12 para no sentir tu olvido. No quiero verte sin que tú me mires. No quiero reírme sin que tú rías. No quiero hablarte y que me ignores. De ser así, mi risa, mi mirada y mis palabras se morirían contigo…
Muérete a las 12. No me dejes hablando solo. Muérete cuando yo ya no me dé cuenta. Cuando entre el silencio te escriba una carta. Muérete y no hagas ruido. No llames mi atención, no busques mi respiración ni grites mi presencia.
Ignora lo tonto que he sido. Haz de cuenta que estoy ciego y no puedo mirarte. Piensa que soy un extraño viviente sin pasado ni presente.
Muérete mientras el sueño se adueña de mí.
No voltees mi mirada. Muérete cuando yo esté ocupado, cuando el trabajo me agobie y no tenga tiempo de pensar en ti, aunque pensar en ti sea mi trabajo.
Muérete por la noche, cuando la luz se apague y nuestros cuerpos se abracen. Muérete y no me digas que te mueres. Dime que dormirás no sé qué tantas horas. Que despertarás dentro de no sé cuántos años más.
Dame tiempo de olvidarte y olvidarme de tu muerte.
Me haré a la idea de tu sueño y podré seguir mi vida.
Pero no te mueras antes de las 12. A las 12, prometo soñarte y soñando despertaré contigo.
Muérete bajo los sueños. Las 12 es un buen momento para soñar y luego despertar.
Cuando pasen los años, seguramente te volveré a encontrar. De nueva cuenta nuestros ojos se cruzarán y tú pensarás que sigo siendo quien fui. El mismo loco que baila como si nadie lo mirara y canta como si nadie lo escuchara…
Quizá para entonces ya esté viejo y con unas arrugas de más. Estaré solo o con algunos nietos de más.
Sin importar formas ni medidas, volveremos a ser como fuimos.
Así como tú y yo nos descubrimos…
Pero muérete a las 12…
¿Me prometes que lo harás?

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