sábado, mayo 30, 2009

Ángeles y Demonios...

Era sábado... temprano... supe que la película que tanto había estado esperando por fin había llegado al cine, no lo podía creer, moría por verla! Decidí ir al cine el día siguiente... Así fue.

Eran casi las cuatro de la tarde, había varias personas comprando palomitas, refrescos, cosas de ésas; fui directo a comprar el boleto, la muchacha que me atendió preguntó tres veces cuántos boletos quería, le dije "Uno", volvió a preguntar, como si no creyera que iba sola y que necesitaba sólo un boleto, me miró raro, me dio el cambio y el boleto, me dijo "Sala cinco", "Gracias", le dije. Miré hacia donde estaban las personas cuando llegué, ahora ya no había nadie, sólo las vendedoras, una se acercó, le pedí unos nachos, me preguntó "Con extraqueso?", "Pues.... sí", respondí, luego dijo "Algo de tomar?", acepté, "Chico, mediano o grande?", "Mediano", dije... "Por tres pesos más te doy el grande" (qué promoción! pura estrategia, pensé), para no hacer el cuento más largo tomé las cosas que compré y me dirigí hacia la sala cinco, ansiosa...

Llegué, entré, estaba totalmente vacía, ni una persona, me fui hasta la última fila para tener un mejor ángulo, faltaban todavía casi quince minutos para que empezara la película... puse las cosas a un lado y me acomodé en el sillón, vi al techo, no escuché música, pasaron unos minutos, pensé que me tocaría tener la sala entera para mí sola, pero no fue así, llegó un señor, luego una pareja de ancianos, después otros más, cuando dio inicio la película habíamos como unas quince personas en la sala, todos quedamos callados al instante y nos dispusimos a disfrutarla.

Impresionante, atrajo mi atención de principio a fin, desde el LHC, hasta los hermosos paisajes y las maravillas de la arquitectura.. Tom Hanks espectacular, como siempre; Ewan McGregor, un placer verlo... Maravillosa música, envolvente historia, buenísima trama, sorpresiva, magnífica... era como si lo estuviera viviendo, cuando el profesor se quedó en los archivos del Vaticano y se le acabó el oxígeno realmente sentí como si estuviera ahí con él, sentí lo que él sintió... o cuando el Camarlengo subió al helicóptero con el cilindro que contenía la antimateria y explotó en el aire... divinamente espectacular, sí que me gustó!
Ni siquiera terminé de comer lo que había comprado en la entrada, estuve en pausa durante toda la película... definitivamente fue una buena elección haber ido sola, no hubiera sido buena compañía para nadie esa tarde. Podría verla otras diez veces y no me aburriría, seguro.

Empezaron los créditos, la gente empezó a abandonar la sala, hice lo mismo, salí del cine, crucé la calle, entré a una tienda, vi muchas cosas, compré un libro, llegaron por mí... se me acabó la tarde.

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