Como un simple zapato viejo...

Se imaginan que, al final de nuestros días, si es que llegamos a los 70 años o más, o menos, lo que sea, nos traten como un simple, miserable, triste, abandonado y sucio zapato viejo??... eso no es cosa del otro mundo, ¿quién no conoce a algún anciano que ha sido abandonado por su familia, por sus hijos?, y lo que da más coraje es que después de haber pasado toda una vida dedicada a los demás, nadie sea capaz de reconocer su esfuerzo y por lo menos proveerle las condiciones necesarias para que pase los últimos días de su vida en una situación digna.... espero que si algún día me veo al espejo y estoy con la cara surcada por las arrugas no estar dentro de un cuarto frío, solitario, triste, con sólo un grueso libro a mi lado, sin alguna persona brindándome su apoyo y comprensión, cuando ya no queden fuerzas ni para hablar, ni para caminar, ni mucho menos para agacharse a recoger el bastón que se acaba de caer al suelo... cuando sea posible quitarse la dentadura y ponerla dentro de un vaso con agua... cuando la estatura disminuya, cuando la respiración sea difícil.. cuando no den ganas ni de bañarse... cuando se pasen más de tres horas del día recordando, sentado en una confortable mecedora.... cuando la única compañía sea un perro fiel y viejo.... cuando ese momento llegue, espero no estar sola.... la soledad no es la mejor compañera en esa situación...